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SALUDO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS MIEMBROS DE LA ASOCIACIÓN "PRO PETRI SEDE"

Sala Clementina
Viernes, 16 de febrero de 2018

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Queridos amigos:

Os recibo con alegría, miembros de la Asociación Pro Petri Sede, que habéis venido en peregrinación a la tumba del apóstol Pedro para reafirmar vuestra fe y renovaros en vuestra misión de caridad hacia el prójimo.

Vuestra visita se coloca a principios de la Cuaresma, tiempo propicio para volver a centrarse en el corazón de la fe católica y en la misión de la Iglesia, en la cual cada bautizado tiene que participar. Frente a la constatación de un mundo que se caracteriza por la indiferencia, la violencia, el egoísmo y el pesimismo, es útil preguntarse hoy si no adolezca de una falta de caridad tanto en los corazones como en las relaciones con Dios y con los demás. Es la pregunta que he planteado en el Mensaje para la Cuaresma 2018: ¿se ha apagado la caridad en nuestros corazones? ¡Merece la pena mirar a la cara la verdad! Y utilizar los remedios que Dios mismo nos da en la Iglesia. La oración nos vuelve a poner en el camino de la verdad sobre nosotros mismos y sobre Dios; el ayuno nos deja compartir la situación de muchas personas que afrontan los tormentos del hambre y nos vuelve más atentos al prójimo; la limosna es una ocasión bendita para colaborar con la Providencia de Dios en favor de sus hijos. Y os invito a hacer de la limosna un estilo de vida y a perseverar en la ayuda concreta a los que lo necesitan. Vuestro compromiso os pide tener siempre cuidado de ofrecer, además de la ayuda material, el calor de sentirse acogidos, la delicadeza del respeto y la fraternidad, sin las cuales ninguno puede retomar coraje y volver a esperar en el futuro.

Os renuevo mi agradecimiento y mi estímulo por vuestra misión, invitándoos a llevarla cada día en la oración, personal y comunitaria, recordando las personas que sostenéis. Encomendarlas al Señor también es parte de vuestra misión, y vosotros construís así la comunión eclesial porque todos somos hijos de un mismo Padre. Con vuestra generosa oferta al Sucesor de Pedro, contribuís a la misión de la Iglesia de sostener a cada persona, especialmente a las más pobres y a los que han perdido todo a causa de la emigración forzosa. En su nombre, os agradezco vuestra ayuda y vuestra cercanía espiritual.

Queridos amigos, pidamos al Señor que convierta nuestros corazones para que aumente la caridad en la tierra y terminen finalmente los conflictos, orígenes de innumerables males. ¡Ojalá este peregrinaje incremente en vosotros la caridad, así como las ganas de confesar cada día vuestra fe y de atestiguarla allí donde vivís! También os invito a rezar por los jóvenes, para que el próximo Sínodo, a ellos dedicado, permita un despertar de las vocaciones sacerdotales y religiosas en vuestros países.

Encomendando a cada uno de vosotros y a vuestras familias, así como a los miembros de vuestra asociación, a la intercesión de la Virgen María, de San Pedro y de los Santos de vuestros países os imparto de todo corazón la bendición apostólica. Y os pido que no os olvidéis de rezar por mí.


Boletín de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, 16 de febrero de 2018.

 



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