JUAN PABLO II
ÁNGELUS
Jueves 1 de enero de 1981
Solemnidad de Santa María Madre de Dios
Día mundial de la Paz
1. Por Cristo, con Él y en Él a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
Deseo pronunciar estas palabras hoy, primer día del año nuevo, que es el año del Señor 1981.
Por Cristo, con Cristo y en Cristo contamos todos los años que nos separan de su nacimiento, de su muerte en la cruz, de su resurrección.
El comienzo del año nuevo coincide con la octava de Navidad.
Deseo pronunciar ante vosotros, queridos hermanos y hermanas reunidos en la plaza de San Pedro para la oración común, lo que constituye como el corazón mismo de este día, que pulsa hoy con nuevo latido en la liturgia eucarística, y que resuena cada vez que se celebra el Santo Sacrificio sobre los altares de todo el mundo.
Por Cristo, con Cristo y en Cristo, el mundo se eleva en el hombre hacia la Santísima Trinidad, hacia el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en la Unidad indivisa de la Divinidad, y con la voz del hombre proclama la palabra de gloria y de adoración referida a Dios mismo.
Jesucristo ha venido al mundo para que esta palabra de gloria y de adoración pueda encontrarse en los labios del hombre y pueda brotar de su alma, desvelando toda la riqueza de la creación y su sentido más pleno. El sentido que está inscrito en el mundo por Dios.
2. Al volver a encontrar este sentido, el hombre halla la paz y la alegría.
Y por esto, mis deseos, en el primer día del año nuevo, nacen de la misma fuente, en la que se ha revelado la gloria de Dios en lo alto de los cielos y la adoración que le debe toda la creación.
Pace agli uomini che Dio ama!
Pace agli uomini di buona volontà!
Paix aux hommes de bonne volonté!
Peace to all people of good will!
¡Paz a los hombres de buena voluntad!
Friede den Menschen guten Willens!
Paz aos homens de boa vontade!
Pokój ludziom dobrej woli!
El día de la octava de Navidad está dedicado a la Maternidad divina de María.
El misterio del nacimiento del hombre-Dios difunde su luz para la paz en el mundo.
¡La Madre, La que ha engendrado, La que ha donado la Vida intercede en favor de la paz entre los hombres!
La Iglesia comienza el año nuevo con la oración por la paz en el mundo.
Ella ruega encarecidamente a la humanidad, a las naciones, a los Estados, a los hombres de gobierno, a los responsables de la vida internacional y a todos los hombres, especialmente a los jóvenes: sed hombres de buena voluntad, hombres que realizan la paz.
La Iglesia comienza el año nuevo con la oración por la paz y con el deseo más ferviente de paz para todos.
* * *
La alegría de este día se ve turbada por el acto de violencia que ayer noche ensangrentó una vez más la ciudad de Roma. El general de carabineros Enrico Calvaligi fue bárbaramente asesinado cuando volvía a casa después de haber asistido a la Santa Misa.
A la vez que me uno al dolor de sus afligidos familiares, siento el deber de alzar la voz para deplorar y condenar este acto criminal y toda forma de violencia, que humilla al hombre y ofende a la conciencia humana y cristiana. No se resuelven así los problemas de la convivencia, sino que así se destruye solamente sin construir.
Al comienzo de este año pido al Señor conceda paz, concordia tranquilidad en el orden y en el respeto de los derechos de toda persona humana, sin lo cual el mundo no puede avanzar hacia metas de progreso y civilización.
Quiero saludar también calurosamente a todos los jóvenes con quienes tuve ya la alegría de reunirme el martes por la tarde en una vigilia de oración y están aún aquí este mediodía, así como a los Hermanos de la comunidad ecuménica de Taizé. Queridos amigos: Que en esta Jornada de la Paz lleguéis a conocer mejor al Señor y seguirle, pues "Él es nuestra paz, como dice San Pablo, ...anulando en su carne la enemistad. (Ef 2, 14). Gracias por vuestra presencia y recibid todo mi estímulo para vuestra vida cristiana.
A todos vosotros presento mi saludo y mejores deseos de un año de bendición y gracia en el gozo y la paz de Jesucristo.
Me es grato desearos, queridos hermanos y hermanas, un feliz año nuevo, en la paz y el amor del Señor.
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