JUAN PABLO II
REGINA COELI
Domingo 13 de mayo de 1984
1. Hoy es el IV domingo del tiempo pascual.
Toda la Iglesia da gracias al Señor, crucificado y resucitado, porque es el Buen Pastor; porque "conoce a sus ovejas y sus ovejas le conocen" (cf. Jn 10, 14); porque "da la vida por las ovejas" (Jn 10, 11).
Le damos gracias, en particular, por el don del Jubileo extraordinario de la Redención, en el que ha participado toda la Iglesia: mientras en algunas comunidades se prolonga aún a petición de las respectivas Conferencias Episcopales.
Jesucristo es la puerta de las ovejas.
Le damos gracias por todos los que, por Él, entran en el camino de la salvación. Él ha venido al mundo "para que tengan vida y la tengan abundante" (Jn 10, 10).
2. A Ti, Cristo resucitado, quiero dar hoy gloria con especial intensidad, después de la conclusión de la visita apostólica a Extremo Oriente y Oceanía.
Reservándome el volver sobre este tema, deseo desde ahora, renovar mi vivo agradecimiento a las autoridades civiles, a los obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y a las queridas poblaciones de Corea, Papua Nueva Guinea, Islas Salomón y Tailandia, por las repetidas manifestaciones de cortesía, afecto y fe que me han demostrado durante este viaje pastoral y misionero.
¡Cristo, sé para todos nuestros hermanos y hermanas de esos países lejanos, la Puerta de las ovejas!
¡Que entren por Ti, en el camino de la salvación y de la vida eterna!
Contigo, Madre del Resucitado, queremos compartir esta especial alegría pascual.
3. Este domingo la Iglesia celebra la Jornada mundial de Oración por las Vocaciones. El Señor, al que recordamos en el Evangelio bajo la imagen del Buen Pastor, nos repite hoy el apremiante lamento: "La mies es mucha, pero los obreros pocos" (Mt 9, 36-37). Él pide a todos colaboración e interés para que no falten los ministros del Evangelio y de los sacramentos de la fe, y para que haya siempre hombres y mujeres decididos a consagrarse totalmente al servicio de Dios y de su pueblo. No cesemos, sobre todo en esta Jornada, de orar y actuar por esta intención y por esta causa que la Iglesia lleva en su corazón.
4. Hoy es el 13 de mayo. En esta efemérides, tan significativa para mí, mi pensamiento va a Fátima, para renovar a María la expresión de mi afecto y de mi gratitud por su protección materna.
El aniversario de la primera aparición en Fátima debe ser para todos una invitación a acoger la llamada a la conversión, a la penitencia y a la oración que nos dirige la Madre, recordando las palabras de Cristo: "Convertíos y creed en el Evangelio" (Mc 1, 15).
Pidamos para que los hombres de hoy no permanezcan insensibles ante la apremiante insistencia de la Madre común.
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