VISITA PASTORAL A LA DIÓCESIS DE BELLUNO-FELTRE

JUAN PABLO II

ÁNGELUS

Domingo 12 de julio de 1987

"Exaudivit me de monte sancto tuo" (Sal 3, 5).

1. El rezo meridiano del "Ángelus" se sitúa felizmente hoy en el panorama encantador de estas montañas "cadorine", entre las cimas y los bosques del "verde Comélico", desde donde en cada estación se eleva, con silenciosa fuerza, un coro de gloria al Creador.

En este maravilloso entorno de belleza pone una nota peculiar de intimidad espiritual la ermita dedicada a la "Virgen de las Nieves", que está aquí, sencilla y acogedora.

2. La mente corre hacia los santuarios marianos que pueblan los montes y las colinas de esta amada tierra italiana. Son innumerables, de una parte a otra de la península.

Muchos de ellos se deben a la iniciativa de la misma Virgen, quien recorriendo, por así decirlo, "el camino de su fiat filial y materno" (Redemptoris Mater, 14), que la había llevado inmediatamente después de la Anunciación "a la montaña" (Lc 1, 39), ha pedido que en la elevada soledad de los montes se le construyera un santuario, un oasis de oración y de culto, en el que el Sacrificio eucarístico renovara la presencia real de su Hijo divino.

La predilección de María por las zonas montañosas, proyectada por su propia naturaleza hacia el cielo, asume un significado muy vivo, que cada uno de nosotros puede condensar en la certeza consoladora del Salmista: "Exaudivit me de monte sancto tuo" (Sal 3, 5).

3. En el espíritu del Año Mariano, el rosario de santuarios, que da un cierto sentido religioso a los montes de Italia, se constituye símbolo especial del itinerario de las almas, para el que la Virgen de Nazaret es un ejemplo incomparable: un itinerario que conduce a las insondables alturas de Dios a través de Cristo, el Señor y Redentor.

María Santísima, "Reina de las Dolomitas", "Virgen de las Nieves" o de cualquier otra advocación, con la que es invocada en los santuarios más célebres o en las más solitarias ermitas, protege a la amada nación italiana.