JUAN PABLO II
ÁNGELUS
Domingo 25 de agosto de 1991
1. Mañana, 26 de agosto, se celebra la solemnidad de la Virgen de Częstochowa. El pensamiento retorna con emoción a la inolvidable experiencia vivida a los pies de la "Virgen Negra" durante la reciente Jornada mundial de la juventud.
¡"María, Reina del mundo y Madre de la Iglesia, estoy junto a ti, me acuerdo de ti, velo"! Así rezamos durante la sugestiva "vigilia" del 14 de agosto, reflexionando sobre las palabras del "llamado" de Jasna Góra. Con confianza filial los jóvenes, procedentes de todos los continentes, renovaron su entrega a la Virgen del "Monte Claro". A la "Reina del mundo y Madre de la Iglesia" le ofrecieron su disponibilidad para construir un mundo más justo y fraterno, renovado por el fuego del Espíritu y transformado por la fuerza del amor, y le repitieron su voluntad decidida de servir a Cristo y a su Reino.
Además, la solemne celebración eucarística que tuvo lugar la mañana del 15 de agosto en la amplia explanada del santuario fue para todos los presentes el momento culminante de una experiencia eclesial sumamente rica e intensa.
2. La VI Jornada mundial de la juventud ha constituido indudablemente una etapa privilegiada en el camino de la nueva evangelización. En efecto, por primera vez estuvieron presentes en gran número jóvenes representantes de los países de Europa centrooriental, que pudieron compartir así con sus compañeros de otras partes del mundo expectativas, interrogantes, fracasos y esperanzas.
Confrontándose con la palabra de Dios, bajo la mirada de la Virgen, los jóvenes experimentaron personalmente la presencia del Señor Jesús, que es, hoy como ayer, "el Viviente" (Ap 1, 18); y comprobaron que la Iglesia es joven, porque está constantemente vivificada por el Espíritu Santo, que renueva en los creyentes la conciencia de ser hijos auténticos del Padre celestial.
Frente a las extraordinarias perspectivas abiertas como consecuencia de los recientes cambios sociales y políticos, esos jóvenes han tomado conciencia, de modo renovado, de la urgencia con la que los creyentes en Cristo deben aunar sus esfuerzos para llevar al mundo la única verdad capaz de liberar los corazones y orientarlos hacia la esperanza que no defrauda.
3. La Jornada mundial de la juventud se reveló de este modo como la fiesta de la juventud de la Iglesia, que se apresta a cruzar el umbral del tercer milenio cristiano enarbolando la antorcha luminosa del Evangelio y el Pan sacrosanto de la vida que no muere.
Queridos hermanos y hermanas, al tiempo que agradezco al Señor los dones espirituales ampliamente otorgados durante ese importante acontecimiento eclesial, os invito a invocar conmigo a la Virgen María, Estrella de la evangelización, Madre de Cristo, el "hombre nuevo", para que acompañe nuestro itinerario de fe por los caminos del mundo contemporáneo y sostenga de forma especial los propósitos y los esfuerzos de los jóvenes, que son la esperanza de la Iglesia y de la humanidad.
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Dirijo ahora mi más cordial saludo a todas las personas, familias y grupos de lengua española aquí presentes, así como a cuantos se unen a nosotros en el rezo del Ángelus desde la Plaza de San Pedro y a través de la radio y la televisión.
En mi recorrido espiritual por los distintos Santuarios marianos del continente latinoamericano, mi oración se dirige en este domingo a Nuestra Señora Aparecida en Brasil.
Que a Mãe de Deus seja o refúgio e a fortaleza de todos os amadíssimos filhos brasileiros, com quem terei a alegria de encontrar-me no próximo mês de outubro.
A todos los peregrinos y visitantes procedentes de los diversos Países de América Latina y de España imparto con afecto la Bendición Apostólica.
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