DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
AL EQUIPO DE REDACCIÓN DE LA REVISTA AUSTRÍACA HÖRZU
Jueves 8 de febrero de 1979
Eminencia,
muy dignas damas y caballeros:
Con la visita que ustedes hoy me hacen, en compañía del eminentísimo señor cardenal König, quieren conmemorar un acontecimiento que en el pasado año, por la emisión en televisión, tuvo en mundovisión un positivo eco a nivel mundial. Me refiero a la celebración de la Eucaristía en la apertura de mi pontificado, cuya retransmisión ustedes han señalado como el acontecimiento más importante, en el mundo de la imagen, del año 1978; así ha sido considerado por la redacción de la televisión y Radio-Magazin Hörzu (Escucha).
Al igual que la retransmisión de la liturgia de la entronización, los demás acontecimientos importantes del año pasado, que hacían referencia al Papado, han hecho que aumente fuertemente el interés por la persona y obra del Papa con la ayuda de los modernos medios de comunicación en la publicidad. Emisiones y comentarios sobre la función más alta de la Iglesia católica encuentran en el presente una elevada concurrencia. Esto nos permite a todos llenarnos de alegría.
En este sentido quisiera entender el regalo que ustedes me hacen y que tanto me honra, es decir, La Cámara de Oro de su revista, la cual agradezco y acepto. Con ustedes vaya también mi gratitud para todos aquellos que han tomado parte en las retransmisiones, aunque esto haya sido de forma mínima; ellos han contribuido también a difundir los acontecimientos más importantes de la Iglesia.
Y caso que me sea permitido añadir un ruego personal, quisiera que fuera éste: Ayuden ustedes también con su revista-programa, de amplia tirada, para manifestar a los oyentes y telespectadores un profundo conocimiento religioso, valiéndose para ello de idóneas y periciales introducciones y comentarios de tales emisiones eclesiales, y procuren perfeccionarlos, teniendo presente un minucioso y crítico uso de los medios de comunicación, a fin de que estas maravillosas conquistas de le técnica sirvan para un verdadero progreso espiritual y moral. Con ello vayan juntos mis mejores deseos de bendición.
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