PALABRAS DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A SU LLEGADA A CASTELGANDOLFO
Martes 21 de julio de 1998
De regreso de los días de descanso pasados entre las fascinantes montañas de Cadore, estoy nuevamente entre vosotros, queridos habitantes de Castelgandolfo. Me alegra volver a encontrarme con vosotros y permanecer en vuestra compañía durante todo el período de verano. Este es un lugar familiar, donde encuentro personas conocidas y queridas, a las que quisiera enviar enseguida mi saludo cordial.
Saludo con afecto, ante todo, al pastor de la diócesis de Albano, monseñor Dante Bernini, al obispo auxiliar, monseñor Paolo Gillet, así como al párroco de Castelgandolfo. También deseo saludar y dar las gracias a toda la comunidad cristiana por el afecto con que me acoge siempre y por la ferviente oración con que me acompaña. Dirijo unas palabras de gratitud al señor alcalde y a la corporación municipal, siempre solícitos de que mi estancia aquí transcurra de modo sereno y provechoso. Os llevo a todos en mi corazón e invoco sobre vosotros, sobre vuestras familias, sobre vuestros proyectos de bien y sobre toda la comunidad, la protección constante de Dios.
Con estos sentimientos, de buen grado os imparto a todos mi bendición.
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