PALABRAS DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II
AL FINAL DE UN CONCIERTO OFRECIDO
POR LA "ACADEMIA MUSICAE PRO MUNDO UNO"
Castelgandolfo, domingo 29 de julio de 2001
Al escuchar esta hermosa ejecución han brotado en mi corazón sentimientos de agradecimiento al Señor y a cuantos han querido ofrecerme este grato don. Saludo, en particular, al maestro Giuseppe Juhar, presidente de la Academia musicae pro mundo uno, a quien agradezco las amables palabras que me ha dirigido y la fiel solicitud con que, desde hace varios años, propone estas veladas musicales, ocasión de gozo espiritual siempre nuevo. También doy las gracias a su gentil esposa y a cuantos han colaborado en la organización de esta manifestación artístico-musical.
Con profunda gratitud me congratulo asimismo con el maestro Justus Frantz, con los jóvenes músicos de la orquesta Filarmónica de las naciones y, en particular, con el pianista Christopher Tainton.
Las melodías de Tchaikovski, interpretadas con gran pericia, nos hablan de una Europa "sinfónica", donde las diferentes tradiciones pueden encontrarse y armonizarse significativamente. También el arte puede ser un medio muy valioso para impulsar el conocimiento, el entendimiento y la cooperación solidaria entre los pueblos. Sé que este es precisamente el espíritu que anima a vuestra orquesta, formada por talentos de diversas partes del mundo. Con los conciertos y otras iniciativas queréis contribuir a la causa de la paz y de la unidad entre los hombres y entre las naciones. Espero que permanezcáis fieles a vuestro ideal, sobre todo cuando vuestras responsabilidades sean más exigentes y vuestro compromiso sea puesto a prueba.
Sed siempre artífices de amistad y fraternidad. Sed siempre pro mundo uno.
Al invocar sobre vosotros la constante protección de la Virgen santísima, os imparto a todos de corazón la bendición apostólica.
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