VISITA DE JUAN PABLO II
AL MONASTERIO DEL MONTE NEBO
Lunes 20 de marzo de 2000
Padre ministro general;
queridos amigos:
Aquí, en las alturas del monte Nebo, comienzo esta etapa de mi peregrinación jubilar. Pienso en la gran figura de Moisés y en la Alianza que Dios estableció con él en el monte Sinaí. Doy gracias a Dios por el don inefable de Jesucristo, que selló la nueva Alianza con su sangre y llevó a su plenitud la Ley. A él, que es "el alfa y la omega, el primero y el último, el principio y el fin" (Ap 22, 13), le dedico todos los pasos de este viaje, que realizo a través de la Tierra que fue suya.
En este primer día, me complace de manera especial saludarlo a usted, padre ministro general, y agradecerle el magnífico testimonio que han dado en esta tierra los hijos de san Francisco mediante el fiel servicio de la Custodia en los santos lugares en el decurso de los siglos.
Asimismo, deseo expresar mi gratitud al gobernador de Madaba y al alcalde de la ciudad. Que las bendiciones de Dios todopoderoso desciendan sobre el pueblo de esta región. Y que la paz del cielo llene el corazón de todos los que me acompañan a lo largo de mi peregrinación.
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