DISCURSO DEL SANTO PADRE PABLO VI
A UNA PEREGRINACIÓN DE FIELES CHECOSLOVACOS

Domingo 21 de julio de 1963

Es para Nos una gran satisfacción recibir un grupo tan numeroso y tan representativo que nos es queridísimo.

Vuestra presencia aquí nos recuerda cómo vuestra historia está ligada a la civilización cristiana de Europa y cómo vuestro país ha contribuido a la expansión del pensamiento, del arte, del trabajo durante la Edad Media y los tiempos modernos. Nos visitamos en cierta ocasión vuestro país y guardamos un recuerdo imborrable del mismo, principalmente en razón de la belleza de sus ciudades, de sus iglesias y de su paisaje. Pero no es solamente un motivo personal lo que nos hace tan querida la nación a la que pertenecéis; es, ante todo, su fe católica suyas magníficas tradiciones aprecian la Santa Sede y toda la Iglesia. Y he aquí que vuestra visita nos ofrece una ocasión muy oportuna para expresar estos sentimientos de estima y de simpatía hacia la nación checoslovaca. Nos referimos al acontecimiento que habéis venido a anunciarnos, es decir, vuestra intención de celebrar el XI Centenario de la llegada de los santos Cirilo y Metodio a la gran Moravia, a la inmensa y bendita región que es vuestra patria.

¡Cómo nos llena de emoción y de esperanza el recuerdo de estos santos! Ellos son vuestros protectores y, en cierto sentido, vuestros fundadores, y a un mismo tiempo son católicos y son romanos. ¡Qué amigos comunes! ¡Qué hermanos en el cielo para ayudarnos a estimar a la tierra que ellos evangelizaron y a esta ciudad de Roma que ellos veneraron, y para dar a nuestras almas el deseo y la esperanza de sus destinos espirituales y eternos!

Invocándolos con vosotros y para vosotros, y también para vuestra querida nación, Nos os agradecemos vuestra amable visita y os damos a todos nuestra bendición apostólica.