ALOCUCIÓN DE PABLO VI
A UN GRUPO DE UNIVERSITARIOS CONGOLEÑOS
Viernes 31 de julio de 1964
Queridos hijos del Congo: Nos sentimos verdaderamente dichosos al recibiros en esta casa, y os agradecemos el homenaje que habéis venido a rendir con vuestra visita al Vicario de Cristo.
Como nuestros inmediatos predecesores, que dedicaron especial solicitud al continente africano, ya sabéis cómo apreciamos Nos —que tuvimos la dicha de visitarlo hace poco, en parte— a África y a vuestro gran país.
Gustosos aprovechamos la ocasión de vuestra visita para abriros nuestro corazón y haceros partícipes de nuestras preocupaciones, de nuestras inquietudes, ante la situación actual del Congo, de nuestra solicitud por vuestros compatriotas, que viven en medio de dificultades, sufrimientos y dolores.
Elevamos a Dios fervientes e incesantes súplicas para que se digne al fin conceder al Congo la concordia, a la que aspira con todas sus fuerzas. Sin ella, no lo ignoráis, no podrá contar con un bien duradero para sus ciudadanos, ni con la posibilidad de desarrollar sus grandes recursos materiales, culturales y religiosos de un país cuyo papel en África y en el concierto de los pueblos está corroborando por los hechos. ¡Quiera Dios abrir los corazones! ¡Desaparezcan las rivalidades y los motivos de división tan peligrosos actualmente! ¡Que vuelva la paz interior por el mayor bien de todos!
Formulando estos votos de todo corazón os bendecimos, queridos hijos, para que esta bendición haga descender sobre el Congo las gracias que necesita.
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