DISCURSO DE SU SANTIDAD PABLO VI
AL EMBAJADOR DE MALAUI ANTE LA SANTA SEDE*
Sábado 7 de septiembre de 1974
Señor Embajador:
Es para nosotros un placer darle la bienvenida y recibir las Cartas que le acreditan como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la República de Malawi ante la Santa Sede.
Y estamos agradecido a su Presidente, Su Excelencia doctor Hastings Kamuzu Banda, por el saludo que usted tan amablemente me ha presentado en su nombre. Valiéndonos de los buenos oficios de usted, deseamos hacerle llegar también nuestros mejores augurios de personal bienestar.
En su discurso, usted ha hablado en términos positivos de la presencia de la Iglesia en Malawi. Es una fuente de satisfacción para nosotros poder oír sus palabras pues, sólo por el camino del servicio, la Iglesia puede ser un factor que contribuya al progreso de la nación. Estamos contento de que la participación de la Iglesia en la vida de su país se plantee como un servicio desinteresado, que está motivado por el deseo de liberar al hombre de todos los obstáculos que impiden el pleno desarrollo de sus facultades humanas. Al actuar de esta forma, la Iglesia busca ayudar al hombre a realizar su destino sobrenatural como hijo de Dios. Lo mismo que Cristo; su Fundador, la Iglesia trabaja con miras a este objetivo: que el hombre tenga vida y la tenga con mayor abundancia (cf. Jn 10, 10).
Pedimos a Dios que los esfuerzos realizados para el progreso de su nación sean por El bendecidos. E invocamos sobre las autoridades y el amado pueblo de Malawi la guía y la paz de Dios.
Para usted, señor Embajador, son nuestros mejores deseos de feliz éxito en su cargo como representante de su país.
*L'Osservatore Romano, edición en lengua española, n.38, p.10.
Copyright © Dicastero per la Comunicazione - Libreria Editrice Vaticana