DISCURSO DE SU SANTIDAD PABLO VI
AL EMBAJADOR DE KUWAIT ANTE LA SANTA SEDE*
Viernes 9 de enero de 1976
Sr. Embajador:
Con gran alegría aceptamos de Vuestra Excelencia las Cartas que os acreditan como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario del Estado de Kuwait. En particular apreciamos los saludos que nos traéis de Su Alteza el Emir Shaikh Sabah al-Salem al-Sabah, y os rogamos que le hagáis llegar los nuestros.
Habéis hecho referencia a los eternos valores espirituales cuya promoción y defensa constituyen nuestra misión. Estos valores se encuentran de modo especial en la base de la verdadera paz entre los hombres, que nosotros proclamamos a todos sin cesar, y nos alegra recibir de Vuestra Excelencia esta posterior confirmación de que nuestra palabra es escuchada. Si los hombres de todas las creencias y naciones se dedicaran con mayor generosidad al cuidado, alivio y ayuda mutuos, veríamos florecer las condiciones morales, civiles y económicas que permitirían al hombre vivir en lo que nos agrada llamar "la civilización del amor".
Por su parte, la Iglesia siempre promocionará estos valores perennes, adaptando sus esfuerzos a las necesidades de cada país. Es nuestra firme intención seguir ofreciendo en Kuwait nuestra asistencia en todos los campos que entren en la esfera de las actividades de la Iglesia. De este modo, la Iglesia se mantiene fiel a su vocación y ayuda a la consecución de las legítimas aspiraciones del hombre. Esperamos y oramos para que el año nuevo, que ha nacido en medio de un mundo turbado, traiga la paz y la tranquilidad; y para que vuestro amado país ofrezca su aportación a este fin y goce de sus frutos. Al tiempo que sobre las autoridades y el pueblo de Kuwait invocamos abundantes bendiciones divinas, os aseguramos, señor Embajador, nuestros buenos deseos para el cumplimiento de vuestra importante misión.
*L'Osservatore Romano, edición en lengua española, n.4, p.8.
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