DISCURSO DE SU SANTIDAD PABLO VI
AL EMBAJADOR DE KENIA ANTE LA SANTA SEDE*
Viernes 29 de octubre de 1976
Señor Embajador:
Nos proporciona una gran alegría el aceptar las Cartas Credenciales que traéis de Su Excelencia el Presidente Mzee Jomo Kenyatta, y que os acreditan como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la República de Kenia ante la Santa Sede. Igualmente apreciamos la cortesía del Presidente al expresarnos su cordial saludo. En correspondencia, os pedimos que le hagáis llegar nuestros mejores deseos y oraciones por su bienestar.
Vuestra presencia aquí en este día nos resulta especialmente reconfortante, pues representáis a un pueblo en el que contamos con muchos hijos e hijas en la fe. Dais testimonio, además, de la disponibilidad de vuestro Gobierno de colaborar con la Iglesia en beneficio de todo Kenia. La Iglesia, por su parte, está igualmente empeñada en tal colaboración. El Concilio Vaticano II, al referirse a las relaciones entre la comunidad civil y la Iglesia, hace notar que ambas están al servicio de la vocación personal y social del hombre, y añade: "este servicio lo realizarán con tanta mayor eficacia, para bien de todos, cuanto más sana y mejor sea la cooperación entre ellas" (Gaudium et spes, 76).
La Iglesia, aunque ejercita primariamente su misión en el orden espiritual, profesa también un profundo interés por el bienestar temporal de los pueblos. Por eso, no dudamos en afirmar que la Santa Sede nunca cesará de promover, en cualquier modo posible, mejoras tanto en las condiciones religiosas como sociales de la vida en vuestro país.
Con nuestro renovado empeño por la consecución de esta meta común, invocamos gustoso sobre el querido pueblo de Kenia y sobre sus autoridades, las divinas bendiciones de paz y de armonioso progreso.
A Vuestra Excelencia expresamos sinceramente nuestros mejores deseos y oraciones por el feliz cumplimiento de vuestra misión.
*L'Osservatore Romano, edición en lengua española n.46, p.4.
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